El voluntariado frente a la soledad no deseada de las personas mayores
La edad aumenta la posibilidad de vivir en soledad.
Se ha observado en los últimos años un incremento de las personas de 65 y más años que viven solas (hogares unipersonales) y aunque tengamos proporciones más bajas que otros países europeos, nos enfrentamos a un gran problema social, que sigue siendo casi invisible en nuestra sociedad.
Para muchas personas el principal problema que han de hacer frente en su vejez es la disminución de la autonomía funcional y su soledad, aislamiento y desarraigo. Todas ellas son necesidades que reclaman calor humano y la permanencia en el entorno habitual.
Además la soledad tiene nombre de mujer. La proporción de mujeres mayores que vive en soledad supera a la de hombres (2016: 28,8% frente a 14,7%). La forma de convivencia mayoritaria entre los hombres de 65 y más años es la pareja sola (sin hijos ni otros convivientes), y en el futuro se espera que aumente, según el Informe “Un perfil de las personas mayores en España, 2018 Indicadores estadísticos básicos”.
El envejecimiento de la población, las crecientes situaciones de dependencia, unido todo ellos a los cambios sociales y de estructura familiar, está provocando la demanda de programas y servicios específicos que den respuesta a las nuevas necesidades socio-sanitarias de las Personas Mayores.
Es aquí, en esa demanda de programas y servicios específicos, donde el voluntariado puede jugar y juega un papel fundamental como ayuda complementaria a las ofrecidas por las administraciones públicas, que en muchas ocasiones por falta de medios no llegan a todas las personas que requieren algún tipo de ayuda.
De esa manera, Voluntariado de UDP persigue el desarrollo de las personas mayores en su entorno habitual garantizando su autonomía personal y calidad de vida, fomentando la convivencia y el bienestar de las personas mayores. Ofrece la posibilidad de que estas personas mayores vean satisfechas sus necesidades de compañía con la herramienta más básica y necesaria que cualquiera de nosotros pueda precisar: la conversación.
El programa de Voluntariado de UDP genera las capacidades necesarias para desarrollarse plenamente y alcanzar un objetivo fundamental: el bienestar de las personas mayores. Nuestra finalidad es proporcionar el calor humano, compañía y amistad, que las personas dependientes necesitan para evitar el riesgo y situaciones de soledad y aislamiento social.
El apoyo social, prestado y/o recibido, ayuda a las personas a afrontar los factores de estrés que encuentran en esta etapa de su vida, a través del aumento de la percepción del control y autovaloración personal, reduciéndose el impacto negativo de los acontecimientos y experiencias estresantes vinculadas a la edad.
La forma de actuar de las personas voluntarias, el calor humano, el ambiente social y los lazos de amistad que se generan durante las actividades de voluntariado, ejercen una gran influencia sobre el grado de autonomía e independencia de la persona usuaria, contribuyendo a disminuir o atenuar el deterioro de su salud, a la vez que ejerce un mismo efecto beneficioso sobre la persona voluntaria.
Las personas voluntarias en UDP realizan principalmente servicios en el lugar de residencia de la personas usuarias, pudiendo actuar tanto en el domicilio de la persona usuaria y/o residencia. Las voluntarias visitan a la personas mayor/y o dependiente una o dos hora a la semana para charlar, jugar a juegos de mesa, leer o ver la televisión.
Pero nuestro voluntariado también permite líneas de actuación para prestar servicios de compañía a usuarios de otras entidades y/o dependientes (ONCE, asociaciones de personas con discapacidad…)
De esa manera, Vicente (Madrid), Dolores (Lugo), Rosario (Alicante) y más de 3.000 que forman parte de la red de personas voluntarias de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España, han prestado una pequeña parte de su tiempo para compartir momentos de charla y alegría, ayudando las más de 5.800 personas usuarias que han formado parte del programa del Voluntariado UDP en 2017.
Cada año somos más las personas voluntarias que formamos parte de los 225 grupos de voluntariado que tenemos repartidos en las distintas ciudades y comunidades de España. Y es que si algo tiene el voluntariado de social, es si importante efecto dominio. Inspira a otras personas a colaborar y dedicar parte de su tiempo a los demás, promueve sociedades más justas e inclusivas. Consolida la cohesión social y la confianza al promover acciones individuales y colectivas, lo que conlleva efectos sostenibles para las personas mediante las personas.
Gracias al voluntariado, las personas mayores y voluntarias también combaten y hacen frente a posibles situaciones de aislamiento o soledad, manteniéndose activos y ampliando conocimientos y adquiriendo un sentido de la responsabilidad para con sus propias comunidades.