¿Qué es la parapsicología?

El hombre ha estado, y está, rodeado de misterios. Frente a ellos se ha hecho toda clase de preguntas sobre su posible origen y la influencia que tienen sobre él. La mentalidad primitiva aceptaba la existencia de influencias “sobrenaturales” sobre las que no tenía ningún poder, y le causaban un gran espanto. Siempre ha intentado conjurarlas utilizando la magia, y los magos, y toda una serie de prácticas que incluían sacrificios y ritos muy elaborados. También ha utilizado, en toda época y lugar, diversos sistemas de creencias en torno al origen de los misterios y la manera en que se podían manejar.

Se puede afirmar que, cualquier cultura ha trazado su propia interpretación de lo que le acontece sobre una base más o menos mágica. Este modo de proceder nos debe recordar el propio del ciclo vital de la persona, en cuyo inicio, la infancia, se comporta como un  primitivo. El desarrollo del individuo es una copia del desarrollo de la Humanidad entera. Si hay un momento histórico en que se ha usado, de manera amplia, el pensamiento supersticioso, ese es la Edad Media. La posesión demoníaca, las brujas, la Inquisición, han configurado el ejemplo más genuino de cómo el Hombre ha tratado, y de qué manera, sus temores.

Frente a este panorama de oscurantismo general, nace la Sociedad de Investigaciones Psíquicas inglesa, en el siglo XIX, formada por notables del momento como el psicólogo W, James, el físico W. Crookes, el filósofo Myers, y otros, con la intención de poner algo de claridad en el bosque del pensamiento mágico.

A esta iniciativa, le siguió ya en el siglo XX, la creación de la moderna Parapsicología científica de la mano del psicólogo J.B. Rhine en la universidad de Duke, en Carolina del Norte (EE.UU). En 1933, Rhine y su equipo, diseñaron el primer experimento para probar la adivinación utilizando a un “sensitivo” llamado Pearce y la baraja de cartas Zener (25 naipes divididos en cinco símbolos). Se hicieron doce series de juegos de 25 ensayos cada uno, o sea, 300 ensayos en total. El número de aciertos esperado por azar era 60, el 20 % del total, pero el adivinador participante obtuvo 119 aciertos, casi el doble de lo esperado (39,75 %) con lo que el experimento resultó estadísticamente significativo y probada la capacidad de percepción extra sensorial (P.E.S), conocida por clarividencia.

A partir de ese momento, la parapsicología se ha dedicado a estudiar  todos los fenómenos “psi”, también conocidos como “paranormales”, en los laboratorios diseñados a tal efecto. Clásicamente se han estudiado la telepatía (comunicación mente-mente); la clarividencia o “visión” de lo que hay más allá de la vista; la precognición o conocimiento anticipado de sucesos y la telequinesis (influencia de la mente sobre la materia física).

He de advertir que toda esta fenomenología presenta unas características propias: siempre es producida por personas (los llamados “sensitivos”); no hay nada sobrenatural en ella; es espontánea e involuntaria (la persona no ejerce control sobre ella) y brota de la parte inconsciente de la mente, que tiene sus propias reglas.

Como al lector no se le oculta, las materias de las que se ocupa la  parapsicología, chocan con las nociones aceptadas de la física clásica, pues ésta forma un sistema espacio-temporal donde no hay cabida para fenómenos que vulneran sus principios. Lo “psi” es de naturaleza no física, o sea, mental, por lo que precisa de una explicación psicológica estricta, alejada por tanto de la concepción fisicalista que hoy impera en la psicología oficial.

Es preciso, pues, ampliar el concepto de lo que llamamos “realidad” para dar cabida a estos fenómenos cuando menos paradójicos. Se habrán de contemplar desde un dualismo relativo si no queremos marginarlos y arrojarlos fuera de ámbito de la ciencia. Está claro para todos que, hay muchas cosas que no vemos con los sentidos pero que existen y están a nuestro servicio, como la energía eléctrica. El tipo de energía mental que se postula en parapsicología se llama “telergia” y se sabe que actúa, a pesar de que nadie, tampoco, la haya visto. Es preciso que ampliemos los conceptos clásicos de materia, realidad, energía, y dediquemos más investigación a aquellos aspectos incómodos para el marco de la ciencia “oficial”.

Por Carlos Espina, psicólogo.