Los sueños II. Su interpretación

Hoy vamos a tratar, de forma sucinta, de cómo se pueden interpretar los sueños de manera psicológica. Ya en el artículo anterior quedó dicho que, según Freud, los sueños son “la realización alucinatoria (ilusoria) del deseo” del soñante. O sea, el sueño permite escenificar una visión de aquellas cuestiones que le preocupan.

Lo que sucede es que esta visión viene de la mano de un lenguaje simbólico, que necesita ser descifrado. Prácticamente, nada de lo que aparece en el sueño puede ser leído directamente. Por su misma naturaleza, las imágenes oníricas son condensaciones de elementos heterogéneos presentes en la mente del que sueña. Tan es así que, podemos hablar de “estilos” de soñar peculiares de cada uno.

Es por esta razón que, cada sueño sólo tiene valor para quien lo sueña, y sólo para él. No puede imponerse al sueño lo que este tiene que significar, so pena de traicionar su mensaje y, en consecuencia, irritar, o peor aún, dejar indiferente a quien lo sueña. Es esta la razón fuerte que avala la no existencia de diccionarios para la interpretación clínica de los sueños. El significado depende del contexto – posición – de cada elemento dentro del sueño, por lo que a priori, cualquier imagen puede significar cualquier cosa. Será labor conjunta de analizador y soñante, asignarle el sentido psicológico a cada una de las “piezas” que aparecen en el sueño, para que este tenga algún valor para el que sueña.

Para no equivocarse, habrá que proceder en el sueño como en tantos asuntos humanos, e ir de lo más evidente y claro a lo más complejo. El acertar con la interpretación, dependerá de los recuerdos personales del soñante, de las asociaciones que haga al material que aporta.

Sueños personales

Las  “claves” del sueño siempre las va a proporcionar la personalidad del que sueña. Las ocurrencias y los inventos del que interpreta, pueden echar por tierra el mensaje que está transmitiendo un determinado sueño. Si se “fuerza” la interpretación para que resulte coherente, se está despilfarrando una posible “pista” informativa.

En consecuencia con esto, no se deberá tener prisa para analizar un sueño. Si se tienen dudas, es mejor esperar, pues puede haber otro sueño que explique un elemento que no vemos claro en un momento dado. También habrá que huir de las interpretaciones estadísticamente más frecuentes, pues estas vuelven a vulnerar el principio de la especificidad del soñante, que es quien “escoge” los elementos que aparecen en el sueño.

Se habrá de atender, en todo momento, a la estructura del sueño, y “ver” el porqué de cada elemento dentro de él, si queremos obtener alguna información . No se ha de olvidar que, la interpretación psicológica del sueño pretende hacer de este un auténtico traje a medida para el que sueña, y no uno de confección, que supuestamente pueda valer a muchos.

Tres técnicas de interpretación

Veremos ahora, tres de las técnicas más simples que se emplean en la interpretación de los sueños. La primera es la que trata de identificar el “tema” del sueño, y que, normalmente, parece evidente, por ejemplo, es un sueño de guerra, de viajes, de amor, de estudio, etc. No obstante, con sólo clasificar el tema no basta, habrá que ir a los detalles que el soñante aporta, y que constituyen su parte más esclarecedora. Las preguntas aquí serán del tipo: ¿Qué asocia con el tema principal? ¿Qué le dice expresamente? ¿A qué le “suena” lo que aparece? Etcétera.

Otra técnica es el análisis emocional, que responde a la pregunta ¿qué siente el soñante ante las imágenes del sueño? Los sentimientos que producen las imágenes oníricas, proporcionan una valiosa información para entender aquellas, sobre todo si son muy dramáticas. No hay que olvidar que, muchos problemas  pueden aparecer en el sueño, y es, precisamente, la intensidad emocional que los acompaña, la que puede orientar sobre su valor.

Por último, el análisis asociativo pretende conocer qué le dicen al soñante las imágenes del sueño. Las figuras, todas, suscitan algo al soñante, un hijo, un amigo,  un colega, un pariente político, y debe ser explicitado. No habrá que olvidar, tampoco, que todas las imágenes pueden ser simbólicas, y representar cosa distinta de lo que aparece en el sueño. Los símbolos son, precisamente,  el material más “delicado” que aparece en los sueños, por lo que habrán de ser tratados con suma precaución.

Como se habrá visto, la interpretación de los sueños no es tarea fácil, y si se quiere hacer uso de ella, habrá de hacerse de forma respetuosa, y de esta manera se obtendrá abundante información sobre la vida inconsciente del que sueña.