Los pies son los extremos distales de los miembros inferiores y sirven, entre otras cosas, para apoyar el cuerpo sobre el suelo y aguantar su peso. Además, posibilitan la marcha y mantienen el equilibrio del cuerpo durante la misma. Por todo ello los pies están muy predispuestos al desgaste y deterioro. También contribuye en esto la mala higiene y los pocos cuidados que se prestan a los pies.
- Los pies tienen unos enemigos que conviene conocer. Entre ellos tenemos:La obesidad y el sobrepeso pueden originar a la larga -por sobrecarga mecánica- problemas osteoarticulares de los pies y producir solapadamente artrosis, artritis, desgaste de los cartílagos articulares, inflamaciones, hinchazones, etcétera. Todo esto se acentúa aún más cuando se padece de deformidades de los pies como pie plano, pie cavo, pie valgo, etcétera. Asimismo, los zapatos de punta estrecha (predisponen al Hallux valgus o juanetes) y los tacones altos en las mujeres predisponen a diversas molestias y trastornos en los pies.
- Muchas personas mayores tienen dolores, molestias en los pies que resultan a veces muy fastidiosos y discapacitantes. Entre otras cosas, se pierde el gran placer de caminar con todas la ventajas y beneficios que encierra tal saludable hábito para la salud en general, y para la salud de los pies en particular
- Los trastornos del retorno venoso de la sangre (insuficiencia venosa crónica) de las piernas también pueden producir hinchazones, dolores en los pies, cansancio crónico de las piernas, pequeñas úlceras por encima de los tobillos, etcétera
- Los trastornos circulatorios arteriales (obstrucción de las arterias por arteriosclerosis) pueden producir isquemia, falta de riego en las piernas y en los pies e incluso necrosis. Estos trastornos como ya sabemos están muy relacionados con ciertos factores de riesgo cardiovascular como exceso de colesterol en la sangre– sobre todo del colesterol malo-, exceso de azúcar, espesamiento de la sangre, hipertensión arterial, fumar, etcétera
- La diabetes antigua y mal controlada puede originar una pérdida de la sensibilidad en los pies, al frio, al calor, al dolor, etcétera con todo lo que ello lleva consigo. También la diabetes contribuye mucho en el endurecimiento de las arterias ya mencionado. Los pies en los diabéticos están más predispuestos a padecer infecciones por hongos, bacterias, etcétera
- Finalmente, los pies pueden sufrir también trastornos reumáticos, gota, etcétera
RESUMIENDO:
Como este tipo de trastornos puede acarrear al paciente una importante pérdida de calidad de vida, se impone prevenir antes que curar o como mínimo detener el avance de la enfermedad cuando ésta ya esté presente. Este tipo de pacientes deben seguir con todo rigor un estilo de vida saludable que abarque todos los parámetros que conciernen a la salud en general (alimentación, ejercicio físico, higiene mental, etcétera), además de seguir un esmerado cuidado de los pies (higiene, lavado, secado, calzado adecuado, calcetines, protección, plantillas, corte de uñas, eliminación de callosidades, etcétera) y deberán estar bajo los cuidados de los profesionales competentes (podólogo, diabetólogo, angiólogo, reumatólogo, ortopeda, etcétera) según la dolencia de que se trate.