Dolencias estomacales: La gastritis crónica atrófica

Las dolencias gástricas son muy frecuentes en el mundo actual, tan estresado, malsano y artificial.

¿Qué produce gastritis crónica atrófica? ¿cómo se trata?

Fotografía de Víctor López
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Sobre el Autor. Víctor López García. Médico Gerontólogo. Médico Escritor. Responsable del área de salud en UDP. Autor del libro “Longevidad extrema: un desafío existencial”.

Las dolencias gástricas son muy frecuentes en el mundo actual, tan estresado, malsano y artificial.

¿Quién no ha padecido de una mala digestión?

De pesadez de estómago, de acidez gástrica, de regurgitación del jugo gástrico…

Éstas y otras molestias gástricas, todos las hemos padecido alguna vez.

La verdad es que el estómago y otros órganos digestivos no son bien tratados.

Creemos, que, de una manera burda y descuidada, el estómago está considerado como un órgano, que está ahí sólo para eso: para digerir los alimentos…

Comemos demasiado, con sobrecarga de grasas animales, azúcares refinados, exceso de sal, de alcohol y de especias irritantes…

Cuando no, seguimos una dieta malsana a base de comida rápida (fast food) o comida basura o comidas preparadas.

Claro, todo esto no se puede generalizar en toda la población por igual.

Todo ello repercute negativamente en el estómago y en otros órganos del aparato digestivo, como hígado, páncreas, intestinos.

Y va produciendo pequeñas molestias como las que he mencionado anteriormente, y que al principio no se tienen muy en cuenta por ser puntuales o pasajeras, y que finalmente, a la larga se manifiestan en forma de una gastritis crónica con hiperclorhidria, eructos ácidos y agrios, gases intestinales, digestiones pesadas, náuseas, inapetencia… que nos hacen visitar al médico.

Las causas de estas dolencias estomacales son muy numerosas y variadas:

Estrés, comer a deshoras, deficiente masticación de los alimentos, ingerir alimentos que se digieren con dificultad, tomar mucho líquido al comer, comer deprisa, angustiado o con preocupaciones, toma de algunos medicamentos como los antiinflamatorios, etc.

En el ámbito del estómago todo ello puede desembocar – tras episodios repetidos de una gastritis aguda- en una gastritis crónica, como he dicho, y también en una úlcera en el estómago o en el duodeno, o finalmente, si el tema se descuida, en un cáncer de estómago.

Cuando las causas son reincidentes, una gastritis crónica se puede convertir en una gastritis crónica atrófica, con adelgazamiento y endurecimiento de la mucosa gástrica, que hace que en el estómago se pierdan o se destruyan glándulas productoras o secretoras de ácido clorhídrico y pepsina, lo que hace que el estómago pierda en gran parte su poder de digerir los alimentos.

En esa gastritis crónica atrófica a la larga se puede producir metaplasias (lesiones precancerosas) en la mucosa del estómago, que puede conducir, finalmente, al cáncer gástrico.

Ve el lector, que nos jugamos mucho si no tratamos bien el estómago, cuidando mucho la alimentación y la higiene de vida (combatiendo, sobre todo, el estrés).

Remedios preventivos y curativos que se pueden aplicar en las dolencias estomacales:

1º Lo primero sería cuidar bien la alimentación, evitando alimentos perjudiciales para el estómago, exceso de grasas animales, exceso de azúcares refinados, de alcohol, y de licores, especias irritantes, perjuicio del tabaco, abuso del café…

2º Recurrir cuando sea necesario al descanso-reposo-del estómago, siguiendo   un ayuno con infusiones (tila, manzanilla, anís, hinojo, boldo, jengibre, etc.) para pasar, después, a una dieta vegetariana rigurosa a base de zumos de frutas y yogures desnatados con abundantes bífidos. Después, poco a poco, se irá pasando a una alimentación normal.

3º Prestar mucha atención al estrés, como he dicho, pues el estrés (psicosocial, familiar, profesional, tecnológico…) incide muy negativamente en el buen funcionamiento y en el buen estado del estómago.

Para combatir el estrés se requieren prácticas de relajación, paseos largos, música, meditación, yoga y otras técnicas psico-corporales provechosas.

4º Asimismo, hay que cuidar mucho la calidad del sueño.

5º Cuando se padece de una dolencia gástrica, el médico suele hacer un diagnóstico diferencial entre múltiples dolencias, a saber: si se trata de una simple indigestión, si es una gastritis simple, una gastritis crónica o una úlcera que puede asentar en el cuerpo del estómago o en el duodeno, como ya se ha dicho.

Analiza también la existencia de las metaplasias en la mucosa del estómago en la gastritis crónica atrófica- para descartar un cáncer de estómago. Para ello, suele hacer biopsias de la mucosa del estómago.

En la detección de dolencias estomacales utiliza los métodos exploratorios habituales: anamnesis, palpación, etc. y, en casos específicos, las gastroscopias, exámenes por rayos X, radioscopias o radiografías del estómago con papillas de bario, ecografías, y otros procedimientos más sofisticados cuando resulta necesario (RMN, TAC, etc.).

En las gastritis infecciosas juega un papel importante, una bacteria conocida por Helicobacter pylori, que habría que erradicar.

Finalmente, algunos autores han indicado que la gastritis crónica atrófica también se puede producir por un proceso de autoagresión inmunológica (los propios anticuerpos del organismo destruyen la mucosa del estómago).

Resumen y conclusión

Hay que cuidar mucho el estómago a lo largo de la vida, no hay que tratarlo como un órgano burdo que solo se necesita para digerir los alimentos según hemos dicho.  Cuida mucho también los nervios y las emociones negativas que tienen mucha influencia sobre la digestión y sobre el estómago.

Habría que tener también en cuenta los efectos de envejecimiento natural sobre el estómago y otros órganos digestivos.

El estómago por efecto del envejecimiento va perdiendo algo el poder digestivo. La digestión se va haciendo cada vez más lenta y delicada y debemos prestar atención a ello.

A su vez, la mucosa del estómago se va adelgazando por efecto de la edad y favorece la producción de la gastritis crónica atrófica y la aquilia gástrica (falta o carencia de jugo gástrico), por lo que, todo ello, deberían tenerlo muy en cuenta las personas mayores de edades avanzadas y muy avanzadas, adoptando un régimen dietético prudente y específico, ajustado a esta nueva situación.

Finalmente, en cuanto al arsenal farmacológico de las dolencias gástricas y digestivas el médico dispone de un listado amplio de medicamentos que los pude prescribir según la dolencia de que se trate.

Así, a título de ejemplos, tenemos los antiácidos como Almax, los antagonistas H2 (ranitidina, famotidina…), los inhibidores de la bomba de protones (IBP) como el omeprazol y análogos o derivados, protectores gástricos y antiulcerosos como el Sucralfato, etc.

En algunos casos, los médicos prescriben preparados a base de ácido clorhídrico y pepsina para sustituir el jugo gástrico que falta en la aquilia.

En la acidez gástrica sin importancia y puntual- pirosis o ardor de estómago- se puede utilizar sencillamente el bicarbonato sódico.

La toma de los medicamentos ha de realizarse junto a las normas higiénico-dietéticas y a una buena higiene mental.

Finalmente, me despido con una observación: las enfermedades del estómago han de tratarse de una manera unitaria e integrativa con otros órganos del aparato digestivo: hígado, páncreas, intestinos… y teniendo muy en cuenta la influencia del sistema nervioso vegetativo y el cerebro, que regulan todo el aparato digestivo.

Estas dolencias gástricas por la gran repercusión que tienen sobre el apetito, por las molestias que producen al comer pueden restar mucha calidad de vida a los pacientes afectados.

Estos pacientes por las molestias que tienen al comer rehúyen de las comidas y los compromisos sociales, lo que les empobrece mucho su vida social y familiar.

Otro motivo de preocupación en las gastritis crónicas- y, sobre todo, en las atróficas- es que producen a la larga adelgazamiento progresivo, pérdida de fuerzas, disminución de las defensas, anemia, pérdida de la masa muscular, etc. Por todo ello, requieren un tratamiento integral bien dirigido y persistente que las hagan revertir.

Víctor López García

Médico gerontólogo