Cinco curiosidades históricas

La historia esconde curiosidades interesantes y en ocasiones sorprendentes.

El precio de Manhattan

El año 1626 Pieter Minuit compró Manhattan a los indios lenape intercambiando objetos por valor de sesenta guilders, veinticuatro dólares al cambio de la época. Estos objetos consistieron en piezas de ropa, ollas, herramientas diversas e incluso arpas de boca.

Oscura Edad Media

La esperanza de vida media en las sociedades medievales era realmente baja, no superando los 30-35 años. Como ejemplo, aquí va un dato: de los nueve reyes que se sucedieron en el trono de Castilla entre Sancho IV (1284-1295) y Enrique IV (1454-1474), ninguno llegó a cumplir los 50 años y cuatro no llegaron a los 40.

Enrique IV de Castilla
Enrique IV de Castilla

La emperatriz devoradora de hombres

La historia nos cuenta que, en su juventud, Teodora (la futura emperatriz, esposa de Justiniano) era famosa en toda Constantinopla no sólo por su belleza y sus artes amatorias, sino por tener también una intensa actividad sexual: se dice que, durante una fiesta, hizo el amor con los diez invitados y con los treinta criados que les servían.

Justiniano y Teodora, emperadores de Bizancio.
Justiniano y Teodora, emperadores de Bizancio.

Mujeres en las cruzadas

Muchas son las historias que se cuentan sobre las cruzadas, pero pocas tienen como protagonista a las mujeres. Aunque la mayoría permanecieron en Europa, algunas acompañaron a sus esposos a las cruzadas, compartiendo con ellos las penalidades de la guerra. El historiador árabe Beha al-Din citó el caso de Florina, la hija del duque de Borgoña, que murió peleando al lado de su enamorado.

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Mangas Verdes

En el siglo XIII, en Castilla existía una institución para defender el orden público: la Santa Hermandad, que alcanzó su apogeo durante el reinado de los Reyes Católicos. Éstos vestían un chaleco de piel que dejaba al descubierto las mangas de la camisa, que eran de color verde. Por eso se llamaban, además de cuadrilleros (iban de cuatro en cuatro), mangas verdes. Parece que este cuerpo fue eficaz en sus primeras épocas, pero que luego fue perdiendo efectividad y que nunca llegaba a tiempo al lugar donde había un crimen. De ahí provenía la expresión: ¡A buenas horas, mangas verdes!