Benidorm, la ciudad del ocio

Benidorm

Benidorm tiene casi de todo, parques temáticos, playas urbanas, alojamientos variados, gastronomía para todos los gustos pero, sobre todo, la diversidad y el gran espectáculo que ofrecen sus gentes y sus calles.

Las dos grandes playas, denominadas de Levante y de Poniente, son el principal activo de un turismo que nació alrededor de ellas.

Otra de pequeñas dimensiones, la del Mal Pas, se encajona entre las dos gigantes y sirve de paisaje al afamado Balcón del Mediterráneo, un mirador fotografiado hasta la saciedad y que a modo de proa de barco domina toda la costa benidormense.

La zona denominada El Castillo antecede al Balcón, un lugar panorámico desde donde se divisa la ciudad y en el que antes existió una fortaleza de la que no quedan vestigios. Y antes de llegar a él hay que visitar el Casco Antiguo, donde nació Benidorm y que se encuentra jalonado con pequeñas casas que se agolpan a los lados de calles estrechas.

Estas antiguas callejuelas van a dar a la Iglesia de San Jaime, una construcción neoclásica del siglo XVIII que termina en la típica cúpula mediterránea azul. En este barrio es aconsejable visitar el carrer dels Gats, con suelo empedrado que forma algunos dibujos y que remite al pueblo marinero de antaño.

Los parques temáticos resaltan una opción diferente en una ciudad donde se concentran cuatro. Terra Mítica es el gran parque temático de Benidorm, está
dedicado a las civilizaciones mediterráneas y cuenta con atracciones y recorridos de la época. Aqualandia, uno de los pioneros parques acuáticos españoles, está instalado en las faldas de Sierra Helada. Mundomar ocupa también las estribaciones de la misma sierra y es un parque donde se puede contemplar a delfines, leones marinos y variadas especies de aves. Y, por último, Terra Natura, con fauna y flora de tres continentes.

El turista más relajado puede combinar en Benidorm el dejar pasar el tiempo solazándose en sus playas ante un sol garantizado y participar en visitas organizadas. Además de los citados parques temáticos está la Isla de Benidorm, más conocida por L’Illa, un promontorio triangular que es la cara visible de Sierra Helada mar adentro. Hay un barco que lleva regularmente a los visitantes a la Isla donde se puede recorrer una ruta señalizada que lleva hasta su vértice más alto.
El islote está protegido y hay que respetar los senderos marcados.

Fuera de Benidorm se pueden organizar variadas excursiones a poblaciones como Altea, La Vila Joiosa, Xàbia o Dénia, entre otros. En el interior encontramos fuentes en La Nucia (la de La Favara), Polop de la Marina (con una plaza donde decenas de caños representan a distintas poblaciones de la provincia) y el paraje de las Fuentes de El Algar, en Callosa d’En Sarrià. Un poco más alejadas están la capital, Alicante, y la ciudad de Elx, con el mayor palmeral de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad.
Tampoco hay que olvidar en Benidorm las rutas de montaña como las que conducen a Sierra Helada, con varios senderos, o las de las sierras de Aitana y de Bèrnia.

Las calles del entorno del Racó de L’Oix (o Rincón de Loix) acogen muchos hoteles y apartamentos donde los principales clientes suelen ser los visitantes de origen británico. Esta circunstancia ha creado una mini ciudad dentro de la ciudad en la que abundan los pubs ingleses, la gastronomía de aquellas islas e incluso los supermercados que se especializan en los productos típicos que agradan a esta clientela.

La calle Mallorca es el centro neurálgico de la zona inglesa donde se acumulan pubs con espectáculos variados para todos los gustos. La vida nocturna es larga en estas calles donde los ingleses reproducen sus modos de vida usuales y donde el inglés es el idioma que más se escucha. Otro lugar bullicioso es el paseo de la playa de Levante. Allí los restaurantes acogen comensales durante todo el día y por la noche los pubs reciben con diversos estilos de música a sus clientes. Las familias que desechan la marcha nocturna caminan por este paseo donde la gente es tan diversa y provocativa que las propias calles se convierten en el mayor espectáculo.

El paseo de la playa de Poniente es una opción más pausada para caminar por sus más de tres kilómetros. El paseo puede comenzar en el Puerto, un pequeño fondeadero de embarcaciones deportivas rematado por un moderno Club Náutico. A unos metros se vislumbra el parque de Elche, así llamado porque se repobló con palmeras de esa ciudad.

Tras atravesarlo comienza el paseo propiamente dicho, más de tres kilómetros de caminata que incluyen la avenida Vicente Llorca Alós, en La Cala. Al final se encuentra el paseo de los Tamarindos donde los aficionados llevan sus cañas para pescar por la noche y donde se puede pasar un rato agradable y relajarse con las olas rompiendo sobre las rocas.