Ajedrez: Juego y ejercicio para prevenir el deterioro cognitivo

Jugar al Ajedrez mejora nuestro funcionamiento diario disminuyendo los olvidos cotidianos y previene el deterioro cognitivo.

En el aspecto mental o “cognitivo”, su efecto se centra sobre todo en la mejora y estímulo de la atención, la memoria de trabajo y las funciones ejecutivas. En este sentido es útil para todas las edades: desde niños a mayores.

 

Sobre el autor:

Dr. Pedro Montejo Carrasco. Médico Psiquiatra. Experto en Memoria y Mayores.

 

El Ajedrez es un juego creado en el siglo III a. de C. Se cree que su origen está en la India. Le llamaban Chaturanga y era jugado por dos o por cuatro contendientes.

Desde la India se difundió a otros países de Oriente como China, Japón y Corea y, a través de los persas, al imperio bizantino, ya en el siglo VII, y a todo Occidente.

Su práctica fue prohibida en varios países y en diversos periodos. Las grandes religiones, cristianismo e islamismo, unas veces lo ensalzaban y recomendaban porque desarrollaba virtudes morales y otras lo prohibían advirtiendo de sus posibles consecuencias como peleas, apuestas peligrosas o blasfemias.

Las reglas actuales se consolidaron sobre todo en el siglo XVI. Dado que en el fondo simboliza la lucha entre dos ejércitos (soldados, caballería, consejeros, torres, Rey, Reina), surgieron diversas escuelas que defendían una u otra estrategia de ataque y defensa: ataque directo al Rey, posicionamiento estratégico de piezas para “ahogar” al contrario, situaciones defensivas como el enroque, etc.

Desde hace décadas, el ajedrez se ha convertido en un instrumento de educación tanto intelectual como de valores cívicos.

En el aspecto mental o “cognitivo”, su efecto se centra sobre todo en la mejora y estímulo de la atención, la memoria de trabajo y las funciones ejecutivas. En este sentido es útil para todas las edades: desde niños a mayores.

AJEDREZ Y ATENCION-CONCENTRACION

Este esfuerzo de atención que debe ser sostenida durante el juego y a la vez seleccionando en cada momento la pieza y el movimiento adecuado, hace, si lo practicamos de modo frecuente, que se mantenga e incremente nuestra capacidad de atención.

Atención es una función por la que dirigimos nuestra actividad cognitiva a un objeto. Centrarnos en atender a un objeto es percibir y pensar en dicho objeto.

La atención es fundamental para comprender cualquier información, para dirigir nuestra conducta de modo eficaz, para nuestra memoria.

Hay dos tipos de atención que son muy importantes: la sostenida y la selectiva y estas son las que más se ejercitan con el ajedrez, otros tipos de atención como la dividida o la alternante se utilizan menos en este juego.

El jugador debe centrarse en la situación de sus piezas, debe elegir el paso que debe dar teniendo en cuenta las posiciones de todas las demás, debe estar atento a los movimientos del oponente, no puede perderse ningún detalle de la composición global del tablero.

Este esfuerzo de atención que debe ser sostenida durante el juego y a la vez seleccionando en cada momento la pieza y el movimiento adecuado, hace, si lo practicamos de modo frecuente, que se mantenga e incremente nuestra capacidad de atención. Y esto es beneficioso a cualquier edad. Especialmente es importante en los mayores.

Un porcentaje muy importante se queja de problemas de memoria: en Madrid en un estudio poblacional se encontró que el 32 % de los mayores manifestaban problemas de memoria.

Pues bien, es probable que estos problemas de memoria comiencen por problemas de atención y es seguro que se incrementan cuando hay alteración en la atención.  Podemos decir que “La atención es la puerta de la memoria”.

Todas las informaciones a las que no se les preste atención suficiente, no van a poder ser recordadas, porque, sencillamente, no van a entrar en nuestra memoria. 

El ajedrez es, pues, una herramienta que mejora la atención y concentración.

AJEDREZ Y MEMORIA 

Los jugadores de ajedrez tienen una memoria de trabajo muy robusta, pueden mantener en su mente multitud de jugadas o posibilidades de desarrollo del juego.

En directa relación con la atención se encuentran la memoria a corto plazo y la memoria de trabajo.

Memoria a corto plazo es el almacén en el que mantenemos la información durante unos 30 segundos para poder relacionarla y trabajar con ella: si sumo 24 con 12 = 36, debo mantener en mi mente los dos números primeros y llegar también al segundo.

Esto es el almacén o memoria a corto plazo. La memoria de trabajo opera dirigiendo la atención al objeto que quiero mientras lo tengo en la mente (un suceso exterior, un pensamiento, una imagen, …).

La memoria de trabajo manipula y trasforma esta información y permite trabajar con ella y pasarla a la memoria largo plazo. Como puede entenderse, la memoria a corto plazo y la de trabajo son elementos muy próximos y se implican el uno a otro.

La memoria a corto plazo retiene la información y la operativa la manipula. De este modo pasa la información a la memoria a largo plazo y se puede recordar más adelante. La información que no pasa por la memoria de trabajo tiene muy complicado el volver de nuevo a nuestro recuerdo.

Es como la recepción de un hotel donde se recibe a los clientes, se les toma el nombre y otros datos, se les envía a las distintas habitaciones y se resuelven sus problemas; lo que no pasa por la recepción es como si no existiera; si un cliente llega de la calle y, sin inscribirse, sube y se instala en una habitación que encuentra abierta, para el hotel este cliente no existe.

La memoria de trabajo tiene tres componentes: ejecutivo central, agenda visuoespacial y lazo articulatorio. Todos estos componentes se ejercitan con el ajedrez. 

El ejecutivo central organiza y planifica; la “agenda viso espacial” asegura la visión global del juego en cada momento y hace posible el reconocer las configuraciones de las piezas; según algunas investigaciones cuando se está ante un tablero de ajedrez se activan las regiones parietales de nuestro cerebro que son las que tienen que ver con los aspectos del espacio y esto se explica porque el tablero es un espacio y los movimientos se hacen adelantando o retrocediendo piezas en ese espacio.

El “lazo articulatorio” permite la conversación con nosotros mismos, o sea el ir diciendo para nuestro interior qué haremos con cada pieza y el “almacén episódico” nos mantiene el recuerdo global y detallado de los episodios que han creado los últimos movimientos.

En un momento dado, y antes de mover una pieza, el jugador debe tener presente, es decir en su memoria de trabajo, sobre sus posibilidades de avance, las consecuencias de ese movimiento, su posible pérdida si hago tal o cual movimiento y otros movimientos posibles de piezas próximas o lejanas que debe haber evaluado. Podríamos decir que el juego del ajedrez es, en su mayor parte, ejercitar la memoria de trabajo. 

Todo esto es memoria de trabajo. Los jugadores de ajedrez tienen una memoria de trabajo muy robusta, pueden mantener en su mente multitud de jugadas o posibilidades de desarrollo del juego. Cuando mueven una figura están imaginando las posibilidades que se abren con su movimiento, eso es memoria de trabajo.  

En los mayores, la memoria de trabajo es una de las funciones que se altera más precozmente. La alteración de la memoria por la edad se debe a causas orgánicas y psicológicas fundamentalmente.

Estas tienen como consecuencia el enlentecimiento del funcionamiento cognitivo y, respecto a la memoria, la disminución de la memoria de trabajo. Si la memoria de trabajo no funciona bien, no puedo almacenar correctamente la información. 

AJEDREZ Y FUNCIONES EJECUTIVAS

Cuando jugamos al ajedrez estamos ejercitando y robusteciendo nuestras funciones ejecutivas. 

Muy ligadas a la atención y la memoria de trabajo están las funciones ejecutivas. Son otro elemento de la cognición que está implicado en el juego del ajedrez.

Por funciones ejecutivas entendemos la capacidad de organizar, el plantear objetivos, el establecer prioridades, planificar nuestras actividades, el monitorizar y corregir nuestras acciones y la vida mental, el dirigir y cambiar la atención de un objeto a otro, la velocidad con que entendemos y analizamos la información, etc.

Estas funciones son muy recientes en la evolución de nuestra especie. Se localizan en el lóbulo frontal del cerebro que es el más desarrollado en las últimas etapas del ser humano, en contraposición a los animales más próximos a nosotros en la escala filogenética como el chimpancé, orangután o gorila que tienen mucho menos desarrollada esa región cerebral. Nos permiten llevar una vida social creativa, eficaz y adaptada. 

Pero, ¿qué es el juego del ajedrez sino el desarrollo de las funciones ejecutivas? Se organizan las fichas, se plantean los objetivos para alcanzar o “comer” determinada pieza, se planifica cómo se puede romper la barrera para llegar al rey o eliminar a la reina, nos planteamos varios movimientos seguidos, prevemos los movimientos del contrario y sus consecuencias, etc. Evidentemente cuando jugamos al ajedrez estamos ejercitando y robusteciendo nuestras funciones ejecutivas. 

AJEDREZ Y MEMORIA. A TENER EN CUENTA

Para los mayores, para mejorar su funcionamiento diario disminuyendo los olvidos cotidianos y para prevenir el deterioro cognitivo.

El ajedrez desarrolla, por lo tanto, la atención, la memoria de trabajo y las funciones ejecutivas.

Hay numerosos estudios que indican que los problemas de la memoria comienzan por la alteración de estas tres funciones, aunque no nos demos cuenta de dicha alteración.

La persona mayor siente que olvida los nombres de personas, dónde deja las cosas, percibe que le sucede con excesiva frecuencia el fenómeno de la palabra “en la punta de la lengua” es decir, el no encontrar la palabra adecuada para expresarse, se preocupa porque va a una habitación y no recuerda qué ha ido a buscar, etc. Todo esto son olvidos cotidianos.

Pues bien, la causa próxima de estos olvidos cotidianos suelen ser las alteraciones que hemos descrito, sobre todo alteraciones en la atención y la memoria de trabajo, estos olvidos tienen una mejora mediante las funciones ejecutivas.

Pero hay otro aspecto: el educativo y el desarrollo de valores cívicos.

Con el ajedrez podemos aprender (o seguir aprendiendo) el respeto a los demás, el saber ganar y el saber perder. El considerar a los otros como personas con el mismo derecho que uno mismo.

Además, nos estamos sometiendo y estamos aplicando unas normas y reglas: las reglas que otros han creado para el correcto desarrollo de la partida. Podemos inventar jugadas, hacer creación durante la contienda. Podemos mejorar y comprobar que hemos mejorado.

Si el ajedrez es útil en cualquier etapa de la vida, podemos decir que sobre todo en la infancia-adolescencia y en la edad mayor.

En la infancia y adolescencia para el desarrollo intelectual, para “amueblar” la cabeza, porque el cerebro tiene mayor plasticidad.

Para los mayores, para mejorar su funcionamiento diario disminuyendo los olvidos cotidianos y para prevenir el deterioro cognitivo.