Las barbas cortadas de nuestro vecino alemán

La sostenibilidad del sistema de pensiones español es uno de los grandes temas que tendrá que afrontar el nuevo gobierno. Pero después de un año sin acuerdos para su formación, éste, como otros temas cruciales para el país, siguen aparcados. Entre tanto, en Alemania ya se están dando los primeros pasos para cambiar un sistema que tampoco se sostiene.

 La ministra de empleo, Andrea Nahles, ha hecho público en varias ocasiones que quiere realizar una reforma antes de las elecciones a la cancillería de 2017.

La forma de modificarlo para garantizar un sistema de jubilación sostenible es la meta del ejecutivo germano desde hace meses. A las propuestas surgidas por los agentes económicos, se suma ahora la del Bundesbank o Banco Central alemán, quien sugiere que la edad de retiro aumente hasta los 69 años en 2060.

Alemania tiene los mismos problemas demográficos que España, mayor longevidad y muy baja natalidad. Pero sus finanzas son otra cosa. La economía más fuerte de la Unión Europea prosigue con su ritmo de creación de empleo, que sólo se ha visto frenado en los periodos en los que el paro estructural aumenta por norma. Con niveles de desempleo que han batido récords y llegaron a cifras de hace 25 años, actualmente su tasa es de un 6,1% y 2,68 millones de parados, cantidad cercana al considerado ‘pleno empleo’.

Esta bonanza laboral junto con el crecimiento progresivo del Producto Interior Bruto (PIB), que en el segundo trimestre del año experimentó una subida del 0,4%, hacen posible que este año se hayan revalorizado las pensiones entre un 4 y un 6% respecto a otros ejercicios.

Sin embargo nuestro país tiene un paro que no desciende del 20%, un endeudamiento muy elevado y niveles muy bajos de productividad. Las cotizaciones han disminuido y la Seguridad Social tendrá este año un déficit anual cercano a los 18.000 millones.

Actualmente, de media, la primera pensión que se percibe equivale al 79% del último sueldo cobrado. En un informe del BBVA Research utilizando datos de la Comisión Europea se estima que en el 2050 la pensión será el equivalente al 51,7% del último sueldo. Esa reducción de 27 puntos se produciría por la combinación de varios factores como las reformas realizadas, que obligan a cotizar un mayor número de años, la prolongación de la edad de jubilación hasta los 67 y la devaluación salarial por la crisis, que conlleva que los derechos que hoy se generan para pensiones futuras sean por un importe inferior al pasado.

Y mientras nuestros vecinos alemanes se cortan las barbas, ¿qué hacemos nosotros? Nada. Las decisiones se tomarán a golpe de decreto ley, y nos tocará rasurarnos en seco.