¿Qué hacemos con las pensiones?

El sistema de pensiones tal y como está concebido es insostenible, y la reforma de 2013 no es suficiente. El ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, reconoce que para sostener el actual nivel de las pensiones públicas ya no son suficientes las cotizaciones a la Seguridad Social. “Si las pensiones crecen al 3% habrá que decir a la sociedad que debemos asumirlo, también si esto significa encontrar otras vías de financiación”, dijo el  ministro en la rueda de prensa sobre las cuentas del Estado de 2015 el pasado jueves 31 de marzo. El ministro quiere hablar sobre una amplia reforma del sistema público de pensiones con las demás fuerzas políticas en el marco del Pacto de Toledo, para dar estabilidad a largo plazo.

Según las cuentas presentadas por Montoro, el agujero del sistema de pensiones fue de 16.707 millones de euros. El gasto de las prestaciones por jubilación en febrero marcó un nuevo récord histórico con un desembolso mensual de 8.430 millones de euros, casi 2.000 millones más que antes de la crisis. Está subiendo la retribución media porque se jubila gente que ha cotizado más durante su vida laboral que generaciones anteriores. Al mismo tiempo bajan las contribuciones medias a la Seguridad Social por la creciente precariedad en el mercado laboral y los bajos salarios. Esta situación se va a prolongar durante varios años.

“No vamos a bajar ni congelar las pensiones”, prometió el ministro en funciones: “No hay que conformarse con el sistema actual. Las cotizaciones no son suficientes y además gravan sobre el trabajo”.

Pero en un país sin gobierno decisiones de este calado se aplazan y el tiempo corre. El escenario actual anticipa que será necesario seguir recurriendo al Fondo de Reserva para pagar las pensiones. A este ritmo, el Fondo de Reserva se agotará en tres años. ¿Cómo se van a pagar entonces las pagas extras?

Para el catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull Santiago Niño Becerra, «las pensiones tal y como fueron concebidas son insostenibles: Y da igual que se diga otra cosa». Niño Becerra afirma que no se cumplen «los supuestos que se hicieron cuando el sistema fue diseñado a finales de los años 40». En ese momento, se pensaba que habría «pleno empleo, salarios anualmente indexados a la inflación, esperanza de vida tras la jubilación mucho menor que la actual…».

Sin embargo, la realidad es bien distinta, ya que hay «un desempleo estructural creciendo como un cohete, con un subempleo rampante, con la contratación temporal convertida en norma, y con unos salarios por jornada efectivamente trabajada en retroceso».

Es por ello que se pregunta «cómo va a nutrirse la Caja General de la Seguridad Social de modo que puedan nutrirse las pensiones». Pues dice que la realidad es que «no se va nutrir en la medida que sería necesario porque es imposible», y al final eso significa que «el recorte progresivo de las pensiones es inevitable».

El economista cree que ni sacar las pensiones de viudedad del sistema para ‘meterlas’ en el Presupuesto General del Estado, ni que los ciudadanos -los que puedan- se hagan un plan de pensiones solventaría el problema, por lo que «la solución menos mala», a su juicio, es «no jubilarse».

Para Niño Becerra es «imprescindible» que «la ciudadanía esté informada, que sepa cómo están las cosas». Niño Becerra cree que «los políticos no lo van a explicar y la inmensa mayoría de expertos no habla para la ciudadanía, por lo que sólo queda una opción: que la población exija airadamente a los políticos que les digan qué va a suceder con sus pensiones cuando se agote el fondo de reserva».